Ana Bottle, mujer de hombre con bigote
discípulo del régimen del caudillo,
les llegó al ayuntamiento de rebote.
En un alarde de generosidad
y conciencia social se rasca el bolsillo
rebajándose mil euros su jornal.
Pobre Correa, ha perdido la confianza
-yo es que nunca la he tenido- en la justicia,
y eso que se libraron de un empujón
del estorbo que suponía Garzón.
Los cheques en blanco compran esperanza
y venden los sacos rotos de avaricia.
Las Marchas de Dignidad, punto de mira
de las manos sueltas de los policías.
Se nos muere el padre de la democracia,
y este gobierno represor, ¡tiene gracia!,
le rinde tributo mientras, ¡ironías!,
huye de una democracia sin mentiras.