Pasean como dos enamorados
que se morrean detrás de unos pinos,
como mierdas de vaca en el camino
que pisan, sin querer, los despistados.
Pasean como dos enamorados
que se morrean detrás de unos pinos,
como mierdas de vaca en el camino
que pisan, sin querer, los despistados.
Vaya grito se marcó Esperanza
ante las turgentes tetas de Femen,
parecía un cerdo en una matanza,
un ojo ante una gotita de semen.
Cada día noticias de Melilla,
la defensa sin ataque en la valla
es frontera sin corazón que humilla
como la puta vida de Soraya.
Su engaño se sostiene de un bastón
que ha paseado por el vaticano,
su mentira despierta la razón
de un pueblo que se duerme soberano.
No hablan las carreteras, a vuelta de viaje,
con sus mantos de soledad a cada lado;
si las ganas de volver se han equivocado,
rezas para que apriete el gatillo un peaje.
Ni pasión ni descalzo por oficio,
mis semanas ya quisieran ser santas,
sin sacrificios que paguen mis vicios.
Esperanza no se anda con chiquitas,
tapona el carril bus de la Gran Vía
sin miedo a que venga la policía
y le digan la nueva Farruquita.
Mi abuelo, como el vuestro, fue inmigrante,
marchó, analfabeto, con un futuro,
como las fotos del recuerdo, oscuro;
una mano detrás, otra delante.
Ana Bottle, mujer de hombre con bigote
discípulo del régimen del caudillo,
les llegó al ayuntamiento de rebote.
En un alarde de generosidad
y conciencia social se rasca el bolsillo
rebajándose mil euros su jornal.
Ya que nos acostumbran a perder,
ya que nos educan en la incultura,
ya que los ministros parecen curas,
llámese Rouco, apellídese Wert.
Escuché con atención
las alabanzas en misa,
sin soltar una sonrisa,
sin tropezar con su engaño.
Huyo de la religión
que reza al mundo en su ombligo,
que Dios no cuente conmigo
para reunir su rebaño.
Bienvenidos lectores y lectoras
bienvenidos damas y caballeros,
bienvenidos príncipes herederos,
bienvenidas infantas pecadoras.