20:53 h. viernes, 19 de abril de 2024

¿Por qué la prensa le ríe las gracias al niñato de Nicolás pero a Alfon le llaman terrorista?

vice.com / Redacción de El Revolucionario Digital  |  29 de octubre de 2014 (20:41 h.)
Alfon y Nicolas

Resulta curioso ver como la prensa del poder económico y político acusa a un activicta social como 'terrorista', mientas que a un asqueroso fascista retrógrado como Nicolás le llaman 'niño travieso'. Desde la redacción de elrevolucionario.es condenamos esta desciminización que ciertos medios de comunicación realizan sobre un corrupto estafador.

El chaval ha caído en gracia. No hay más que ver la carcajada que AR, reina catódica de las mañanas, se echó a su costa. O la catarata de ‘memes’ vía twitter y whatsapp. O los jacarandosos titulares que la prensa -incluso la autoproclamada “seria”- le ha proferido: Desde ‘el joven Nicolás’ al ‘Justin Bieber de la estafa’, pasando por ‘El pequeño Nicolás’, tomando para sí el título original de la saga escrita por René Goscinny -padre de Astérix, Obélix e Iznogud-, en la que un niño sonroja a su entorno cuando expone las contradicciones del mundo adulto.

Y en ese mismo tono se han tomado las desventuras de este chaval de 20 años que, en un abrir y cerrar de ojos, se ha metido en el bolsillo a varios empresarios españoles y buena parte de esa clase de políticos que, por sus ansias de medrar, no supieron ver lo que para todo el mundo parece obvio: que la vida que el chaval de 20 años aireaba en las redes sociales, con ‘selfies’ forzados junto a ilustres políticos, era una impostura tal que sonroja a quienes han mordido su anzuelo.

La hazaña del joven ha llegado hasta el Congreso de los Diputados donde, en uno de sus corrillos, varias señorías reconocían: “Y eso que le ha dado por los negocios, si le da por la política se convierte rápidamente en diputado”. Usar un coche oficial de la alcaldesa de Madrid requiere de algo más que de picaresca y conlleva un castigo mayor que un simple reproche. Aunque aún no haya noticias de sanción alguna. Ni siquiera del equipo de uno de los afectados directos: Soraya Sáenz de Santamaría.

Un poco por esa simpatía despertada, otro poco por el recelo de los empresarios estafados a dar su nombre (y por consiguiente a denunciar), nos encontramos con la casa sin barrer. Porque Nicolás se encuentra en libertad a pesar de estar acusado de falsificar informes del CNI y hacerse pasar por miembro del mismo y del Gobierno. Al más puro estilo de Esperanza Aguirre, que no llegó ni a pisar el calabozo después de huir de los municipales que le multaron por estacionar indebidamente su coche en la Gran Vía de Madrid y colisionar conscientemente su Toyota con el coche patrulla antes de enfilar a su ‘batcueva’. Tan libre que su nombre ya suena para protagonizar un inminente reality de pseudo famosos que ‘sobreviven’ ante las cámaras en una supuesta isla desierta. Hablamos de Nicolás, no de Esperanza Aguirre.

El caso es que la resolución de este sainete no tiene nada que ver con otro caso, el de Alfon. Alfonso Fernández fue el único detenido en la huelga general del 14 de noviembre de 2012 que pasó 56 días en prisión preventiva para ser puesto en libertad provisional de la misma forma con la que fuera arrestado. Sin apenas explicaciones. Ni siquiera el farragoso auto judicial explica en qué ha cambiado la situación para que Alfon pasara de estar detenido en régimen FIES-5 –un Defcon uno en toda regla que se reserva generalmente a terroristas- a poder volver a la calle sin ningún paso intermedio. Y eso que en su detención fue supuestamente incautada una bomba casera en la que –aquí viene el giro dramático- no hay ni una sola huella de Alfonso y aún no se ha probado que fuera suya. Otro detalle cuando fue detenido, a los 18 años -dos menos que Nicolás- nadie le tildó del ‘pequeño Alfon’.

Así que el único delito a día de hoy sería el de participar en un piquete informativo del distrito donde se encuentra su domicilio, el de Puente de Vallecas de la capital.  Rápidamente los diputados de la Izquierda Plural -que integra a IU, ICV y Cha- así como el de los representantes de Amaiur, ERC, Compromís o BNG no dudaron en unirse para pedir su liberación. Cabría pensar en la presunción de inocencia, ¿no? Pues tampoco mucho. El juicio que debe colocar todas las piezas en su sitio no acaba de llegar ya que, a la última vista, no acudieron los policías que lo detuvieron. Pero parte de la prensa ya lo ha sentenciado criminalizando al joven a golpe de titular acusándole de terrorista, sin el ‘presuntamente’ que se requiere en estos casos.

En definitiva, que las mismas acusaciones sin pruebas por las que Alfon portaba una bomba casera en su mochila se pueden aplicar a Nicolás durante su visita al Palacio Real para la coronación de Felipe VI. Con la salvedad de que el primero, además, simplemente circulaba por la calle mientras que el segundo se paseaba por edificios para los que no tenía autorización. Este hecho sí que ha quedado comprobado. Como que estafó miles de euros a varios empresarios y se hizo pasar por miembro de la oficina económica del Gobierno. Se coló en comitivas, presentaciones, inauguraciones y actos oficiales variando, además, su identidad según le convenía. Enviado de Zarzuela, colaborador de la Vicepresidencia, delegado de la FAES de Aznar… Su Facebook revela que accedió al propio Palacio Real dejando en evidencia los niveles de seguridad de la Casa del Rey cuyo protocolo de seguridad vigente no exige que se ponga nombre y apellidos a esos acompañantes que figuran como autorizados en las invitaciones.

A Nicolás le bastó con moverse en los círculos cerrados de la casta para nunca ser identificado ni desenmascarado. Una directriz que ahora se plantean cambiar fichando por adelantado tanto a los invitados oficiales como a sus 'parejas de baile'. Incluso cacheándolos, siempre que la lista de invitados no sea versallesca. Pero Nicolás hace gracia, y mientras deshoja la margarita del plató al que acudir para rentabilizar su machada hace vida normal junto a sus padres sin la privación de libertad impuesta preventivamente a Alfon. Porque es un niño bien de la España más conservadora. 

Hemeroteca