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Un fantasma recorre Europa pero también intenta sobrevolar América Latina

Mercedes Sosa / Corresponsal Argentina de El Revolucionario Digital  |  09 de septiembre de 2014 (23:16 h.)
Un fantasma recorre Europa pero también intenta sobrevolar América Latina

“Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “PROBLEMA-REACCIÓN-SOLUCIÓN”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar.” NOAM CHOMSKY

Sobran actualmente las noticias que nos sobrecogen el alma y siembran la incertidumbre hasta en el más optimista (si es que aún queda alguno/a). Leemos por ejemplo que:

“El gobierno de Chile anunció que aplicará la ley antiterrorista contra los autores del atentado registrado en la estación Escuela Militar del metro de Santiago, que dejó 10 personas heridas y un alerta generalizado en todas las fuerzas de seguridad del país. … a pesar de que se habían reforzado las medidas de seguridad en las instalaciones del metro de Santiago tras el atentado del mes pasado, estos sujetos lograron colocar el explosivo en un basurero de metal.” (Portal del Sur 08 /09/2014)

“Reclamo campesino y anuncio de huelga general. Los labriegos paraguayos realizaron otra jornada de lucha en la que denunciaron los desalojos de sus tierras por parte del gobierno, la criminalización de la protesta social, además de exigir la reforma agraria.”  (Portal del Sur 08 /09/2014)             

“Tras los actos xenófobos que se produjeron en la provincia de Córdoba, Argentina, diplomáticos y el defensor del Pueblo y Derechos Humanos de Bolivia reclamaron al gobierno de ese país protección para sus ciudadanos instalados en ese país. Jorge Rodríguez  fue asesinado a tiros y golpes el sábado pasado en el barrio Las Delicias de la localidad cordobesa de Río Cuarto.” (Portal del Sur 08 /09/2014)

“El grupo de investigadores del Estado Mayor del Ejército de US ha realizado estudios de campo en “megaciudades” tales como Nueva York, México, Bangkok, la capital de Nigeria, Lagos y la capital de Bangladés, Daca, para estudiar la posibilidad de una intervención del Ejército. También se han realizado estudios para casos virtuales de intervención militar en las ciudades brasileñas de Río de Janeiro y de Sao Paulo. El informe salió a la luz en junio de este año anticipando la creciente polémica dentro de los US por la militarización de la policía, que salió a relucir tras los disturbios por la muerte de un joven abatido por un agente en el estado de Misuri.”  (RT Actualidad  09/09/2014)  

El gran teatro anuncia el comienzo de una temporada con muchos actores en el escenario. ¿Pero quién escribe los guiones?, ¿Quién dirige la obra?, ¿Quiénes son los espectadores?, ¿Quiénes pagarán el montaje? Demasiados interrogantes para ser contestados en unas líneas. Pero sí podemos hacer una aproximación que nos permita entender qué lugar nos tiene deparada la obra y para ello, nada mejor que citar a Gramsci. Porque las clases dominantes necesitan, para adueñarse de la vida y producción de los explotados, una condición previa: adueñarse de sus conciencias. Esto es lo que Gramsci llama "hegemonía". Este concepto es para el pensador italiano del siglo pasado la descripción de cómo las clases dominantes ejercen su poder sobre las clases explotadas. La hegemonía es obtenida por una combinación de coerción y consentimiento de las clases dominadas, llevado este último adelante por medio de las instituciones de la sociedad civil encargadas de construir los modelos de vida, ideales y paradigmas de entendimiento. Cuanto más exitosa sea la tarea de esas instituciones de la sociedad civil, la hegemonía requerirá de menos coerción y violencia física. Cuando la clase dominante ha perdido el consentimiento, o sea, ya no es ‘dirigente’, sino sólo ‘dominante’, detentadora de la mera fuerza coactiva, ello significa que las grandes masas se han desprendido de las ideologías tradicionales, no creen ya en aquello en lo cual antes creían…    

En ese estado de situación es cuando se hace necesario redireccionar la estrategia para volver al cauce “normal”, restablecer el orden o establecer un orden nuevo. Las noticias que hemos descripto así lo indican. Después de que el experimento neoliberal así como su antecesor liberal de principios del siglo pasado produjera sociedades a punto de ebullición en  gran parte de la humanidad, poco se necesita para avivar el fuego. Los problemas derivados del delito y la “inseguridad” aparecen como una de las principales preocupaciones de la opinión pública y uno de los temas decisivos en las disputas políticas de modo natural. Sin embargo, una cosa es el incremento del llamado delito urbano común y otra el sentimiento de temor producido en ciertos sectores de la población ante la amenaza del mismo. La cuestión plantea, pues, la problemática relación que existe entre el riesgo real de victimización y la forma en que dicho riesgo se hace visible, se tematiza y se percibe socialmente en la esfera pública.

Concretamente: ¿se puede hacer una construcción social de la inseguridad?  Sí, se puede y de hecho es algo que se ha experimentado ya en 1978, bajo el  nombre de “pánico moral”, considerado como una de las formas de producción de hegemonía a través de los medios de comunicación en un contexto de “crisis del estado” y del vuelco neoconservador de la administración de Margaret Tatcher en el Reino Unido a fines de la década del setenta. Esta perspectiva acuñó la noción más amplia de “autoritarismo populista” como una modalidad de utilización del miedo al incremento del delito callejero violento (mugging) para la construcción de un consenso a partir del descontento popular, que permitiera impulsar determinadas políticas de estado.  Así fue posible llevar adelante una gestión policíaca de la crisis político-económica por la que atravesaba en ese momento el país, al mismo tiempo que se orientaba a la opinión pública a favor de un “Estado fuerte”, lo cual legitimó un mayor intervencionismo del mismo en aras de la implementación de las políticas neoliberales de libre mercado. Este constituye un antecedente fundamental para entender cómo los regímenes democráticos responden a las crisis económico-políticas del capitalismo avanzado y de qué manera las leyes que habilitan un incremento de la represión y del control policíaco obtienen legitimidad en la opinión pública. Por esta vía, un gobierno se asegura su hegemonía a través de una agenda política crecientemente autoritaria derivada del descontento popular por la vía de campañas políticas y MEDIATICAS que generan pánicos morales y reafirman discursos reaccionarios ante situaciones alarmantes. En este sentido, por su carácter estructurante del espacio público-político, los medios masivos de comunicación constituyen en la actualidad un objeto de ineludible análisis para estudiar la construcción de la hegemonía en las sociedades contemporáneas, puesto que producen, conducen y reproducen discursos con precisos objetivos.

Podemos pues hablar de una nueva “penalogía neoliberal” que se legitima construyendo a la violencia y el delito como problemas sociales por la vía de la agitación pública y periodística de los “desórdenes”, “causados” por los sectores marginales y su dramatización como amenazas a las bases de la sociedad, razón por la cual se reclama, “deben ser enérgicamente reprimidos y controlados” por el Estado. Se funda en torno a la reafirmación de la fuerza penal, la exhibición pornográfica del desvío moral y criminal, y el encierro punitivo y la supervisión disciplinaria de las poblaciones problemáticas al margen del orden cultural y de clase. (Extraído del trabajo de investigación: Construcción de la inseguridad  - Pedro Cerruti )

Las élites dominantes toleran a la democracia en tanto sus representantes se allanen a “gobernar” siguiendo la agenda que les marca un estado de cosas “hecho a su medida”. Pero cuando los gobiernos se atreven a construir y desarrollar modelos donde la integración social y el crecimiento con inclusión los convierten de inmediato en “populistas”, la reacción política es la del neoconservadurismo, cuyos exponentes y referentes, fundamentalmente a través de los mass media localizan la causa de la inseguridad y de la violencia en los sectores más desfavorecidos por la desregulación económica y la reducción de los programas de protección social, pero ocultando deliberadamente estas fuentes socio-económicas y políticas del problema, y colocando su origen en la supuesta “irresponsabilidad individual” y en la “incivilidad” de los sectores marginalizados por una parte, y en la “permisividad” de la ley penal, en la levedad de los castigos y en la falta de orden y de control policial. Así se provoca la criminalización  y penalización a través de campañas político-mediáticas de “combate a la delincuencia” basadas en teorías policíacas y represivas conocidas popularmente como “tolerancia cero” y “mano dura”. Es así que por ejemplo acabamos de escuchar con estupor a la fascista Le Pen utilizar a España en su campaña electoral: ‘Miradles, ¿queréis eso en Francia?’

Un fantasma recorre Europa pero también intenta sobrevolar América latina. De nosotros depende detenerlo.

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