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A través de ‘La Nueve’ el movimiento republicano español ayudó hace 70 años liberar a París del fascismo

Andrés Araguren / MundoObrero  |  24 de agosto de 2014 (20:03 h.)
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Como cada 25 de agosto ondeará la bandera tricolor española junto a la tricolor francesa. El motivo no es otro que conmemorar la liberación de París de las garras del nazismo y dado que la primera compañía que entró con sus tanques en las calles de la ciudad de la luz estaba formada por soldados republicanos españoles, se le rinde merecido homenaje por parte del agradecido pueblo francés.

“La Nueve” que así se llamaba la compañía, tiene el honor de ser la primera compañía antifascista que cruzó la capital francesa, y que participó en la famosa toma del “Nido del Águila”, refugio personal de Hitler, con la tricolor y miles de batallas a sus espaldas desde la guerra de España.

La historia de la Nueve se remonta a mayo de 1943 bajo el mando del general Philippe Leclerc en el Chad centroafricano, actuando en apoyo a la Francia Libre. Ante la perspectiva de estar bajo el mando de un general leal a Vichy o Leclerc, que admiraba la lucha antifascista española, la mayoría de españoles exiliados en África optaron por el general Gaullista. En octubre de 1943 salieron hacia Marruecos y allí se formó la segunda división blindada, dentro de esta se encontraba “La Nueve” con 146 españoles de 160 integrantes al mando del capitán Raymond Dronne.

La división necesitaba buenos soldados, hombres valientes y con mucha experiencia, indisciplinados según sus colegas franceses y que solo aceptaban ordenes de quien respetaban, una vez te daban su confianza te seguirían hasta la muerte, esos eran los españoles de la Nueve; en palabras del propio Leclerc: “Estos hombres resistieron tres años al fascismo, lo que no hizo Francia ni 40 días”

Antes de embarcar hacia Europa, tenía que cumplir con la tradición de bautizar los vehículos de la compañía y al principio no lograban ponerse de acuerdo entre anarquistas, socialistas y comunistas, al final la mayoría de vehículos se acabaron llamando como las ciudades en las que combatieron a las tropas fascistas en España. También muchos españoles antes de partir a Europa, se cambiaron el nombre para evitar represalias a sus familiares si eran capturados por alemanes.

Insuflados por la esperanza de que España fuera la siguiente en ser liberada tras Francia, la Nueve llegó a la famosa playa de Utah en julio de 1944, tal era su impaciencia en entrar en combate, que después de horas esperando a desembarcar lo hicieron cantando la cucaracha, de lo lento que estaba siendo el proceso.

En su avance hacia París, la Nueve iba siempre a la cabeza: “Si meto franceses que nunca han hecho la guerra en primera línea, será un destrozo. Cojo a los españoles, que sé como sois y me quedo tranquilo” decía el coronel Barboteux. No en vano los republicanos iban sobrados de ganas y experiencia.

Tras un avance lento y no exento de batallas, el 22 de agosto, De Gaulle tomó la decisión de tomar París cuanto antes, para que fuera el ejercito de la Francia libre quien se llevara el mérito antes que los propios sublevados de la resistencia en la ciudad, mayoría comunistas. Así pues, el 24 de agosto a las 20:00 Leclerc dio orden a la Nueve de entrar en París como avanzadilla.

A las 21:22 horas de la noche del 24 de agosto de 1944, la 9ª Compañía irrumpió en el centro de París por la Porte d'Italie. Al entrar en la plaza del Ayuntamiento, el semioruga español "Ebro" efectuó los primeros disparos contra un nutrido conjunto de fusileros y ametralladoras alemanas. Después los civiles que salieron a la calle cantando La Marsellesa, para su sorpresa constataban que los primeros soldados liberadores eran todos españoles. Raymond Dronne, se dirigió hacia la comandancia del general alemán Dietrich von Choltitz para requerir la rendición.

Mientras se esperaba la capitulación final, los españoles tomaron al asalto la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y la Plaza de la Concordia. A las 3:30 horas de la tarde del 25 de agosto, la guarnición alemana de París se rindió y fueron los soldados españoles quienes recibieron como prisionero a Von Choltilz, mientras otras unidades francesas también entraban en la capital. Al día siguiente, el 26 de agosto, las tropas aliadas entraron triunfantes en París. Los españoles desfilaron y escoltaron al general Charles de Gaulle por los Campos Elíseos. Los soldados españoles de la División Leclerc desfilaron llevando en sus estandartes los colores de la Segunda República Española; de hecho tras el desfile, unos pocos integrantes de la Nueve se colaron en el consulado y cambiaron la bandera franquista por la tricolor, en ese momento, para la compañía si que París era una fiesta.

Por desgracia las promesas de liberar a España de Franco se desvanecieron, ante ello, los veteranos republicanos continuaron como exiliados políticos durante muchos años más.

No fue hasta 2004 que París homenajeó la participación de la Nueve con una placa en la ciudad y desde 2012 ondea la tricolor, en los festejos de la liberación.

No busquen homenajes similares en su tierra natal, en España todavía estamos esperando sacar nuestra memoria antifascista de las cunetas.

Gracias a la nueve y a los que antes se dejaron la piel y la vida contra el fascismo y la democracia en nuestra piel de toro o donde quiera que su corazón luchador les llamó, tenemos memoria democrática y referente para exigir y guiarnos hacia lo que es justo.

Algún día no muy lejano, los héroes de “La Nueve” tendrán su reconocimiento oficial en España, junto con todos los que lucharon contra el fascismo y por la legitimidad democrática española. Sus nombres brillarán como ya lo hacen en nuestra memoria. 

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